domingo, 3 de mayo de 2015

Querida Julia:

A veces vuelvo la vista al cielo y me pierdo en los luceros de la noche intentando unir los puntos para formar una sonrisa e imaginar que es la tuya, orgullosa de lo que nos hemos convertido.

Quizás si, quizás no.

Recuerdo mi niñez y como me gustaba soñarte, creer que al despertar estarías a mi lado contándome un cuento. Aprendí a vivir con tu recuerdo, no lo entendía, te marchaste un buen día sin decir adiós, sin darme la oportunidad de ser mejor persona y mostrártelo.

Dolió ¿sabes? Pero ese dolor se fue transformando hasta componer buenos recuerdos, sería pequeña pero...siguen en mi mente al igual que tú.
Sigo llorando por la noche fantaseando, y siempre me hago la misma pregunta...¿qué hubiera pasado si siguieras aquí todavía?

Ahora lo entiendo, nacemos con un cometido o eso dicen, supongo que el tuyo siempre fue el de hacer feliz a la gente.
Ahora lo entiendo, no lloramos por el difunto, lloramos porque desaparece de nuestras vidas para siempre, porque nos quedamos solos y desamparados con respecto a su amor...se crea un vacío que solo esa persona puede volver a llenar. Lloramos porque nos gustaría volver a oír tu voz...

Y es que a veces la pena es mayor que cualquier otro sentimiento, me encomendé a ti tantos crepúsculos, con propósitos a veces tan...estúpidos - las personas no vuelven a la vida por mucho que las añoremos y roguemos. -.

Pero, estés donde estés, ten por seguro que todos nosotros continuamos viendo tu sombra en la lejanía, sintiéndonos afortunados de haberte conocido, sabiendo que tus brazos siempre estarán envueltos a nuestro alrededor dándonos el calor que tanto necesitamos en los días fríos.
Te quiere, A.

Blue. @ElDiarioDeBlue.



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