Quiero aprender a amar pero alguien me lo prohibió, no lo entiendo.
Tan cruel es el destino que no me permite ser feliz, que me obliga a crear una batalla contra mi misma...y al final siempre pierdo yo. La oscuridad me regodea y me abandona sin hacerlo, dejándome hecha pedazos.
Ya no se escuchan los violines ni los pianos, nadie llora, nadie ríe. Impasibles. Como figuras de mármol, frías y despiadadas.
Quiero saber quien soy, que siento pero es tan complicado cuando se está muerto por dentro.
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