lunes, 29 de junio de 2015

Piel vestida de vergüenza

Aquí, donde la tierra y el mar se unieron por primera vez, me hallo. Callada está mi alma, escuchando las palabras tentadoras del océano con un silencio que grita por un poco de atención.

Mis ojos se pierden en ese lienzo blanco que se va dibujando con suaves pinceladas azuladas, pintando un cuadro de nombre infinito, firmado con severas palabras alagando al fin.
Me inspira y a la vez, me aterra. Me alejo aunque deseo estar cerca. Es El Secreto que me desgarra el alma y me tortura, me encadena con frialdad y me observa con dulzura...y por más que intenta que mis palabras muestren un pequeño atisbo de afirmación, mi mundo es una gran negación.

El agua me llama, susurrando, como las sirena arrastrando a los ingenuos marineros a su último viaje. Busca ahogarme en su lado oscuro donde nunca se encuentra en paz y en un intento de calmar su rabia, la descarga en los acantilados a los que los suicidas llaman liberación.

Pero en mi mente, yo soy arrastrada por esa suave tempestad, con un sosiego aterrador, como el estado intermedio entre el sueño y la lucidez.

Y al igual que las vírgenes en su primer contacto con lo carnal, mi desnudez desea esconderse, quizás por miedo o vergüenza.
Ansia correr y alejarse, y mirar desde la lejanía como el océano sacia sus placeres con sus más allegados camaradas entre risas y tentadoras caricias.
Sin pudor, mostrándole con suma satisfacción lo que se niega a aceptar.

Y mi piel...odiándose a si misma, aparta la mirada.

Blue. @ElDiarioDeBlue

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